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18/Oct/2021

Las intolerancias alimentarias se dan con frecuencia entre los niños y se caracterizan por la incapacidad de digerir y metabolizar correctamente los alimentos, generando una respuesta adversa tras su ingesta.
La principal diferencia entre una intolerancia y una alergia alimentaria es que, en el primer caso, el sistema inmunológico no interviene en la reacción adversa tras el consumo de un alimento, mientras que, en el segundo caso, sí.
En este sentido, las alergias alimentarias se producen de forma casi inmediata tras la ingesta del alimento, incluso en pequeñas cantidades, y pueden desencadenar síntomas graves o potencialmente mortales (anafilaxia).
Por el contrario, las intolerancias alimentarias se limitan a problemas digestivos que no suelen resultar graves, y se pueden comer pequeñas cantidades del alimento al que se es intolerante sin presentar síntomas.

Los principales síntomas que indican intolerancia a algún alimento son: dolor abdominal de tipo cólico, distensión abdominal, flatulencia, pérdida de peso o escasa ganancia ponderal, desnutrición, diarrea, heces ácidas y vómitos.
En este sentido, los niños pueden presentar intolerancias de causa metabólica, originadas por el déficit de enzimas en el metabolismo de algún alimento, donde prevalecen la intolerancia a la lactosa o a la fructosa, entre otras.
También hay intolerancias de causa farmacológica producidas por aminas vasoactivas presentes en algunos alimentos, como la histamina, tiramina o serotonina, o intolerancias por reacciones indeterminadas, que incluyen reacciones a los aditivos como colorantes, conservantes o antioxidantes.

Las intolerancias alimentarias, frecuentes en los menores, se caracterizan por la incapacidad de digerir y metabolizar los alimentos, ya que se producen reacciones adversas tras su consumo. Se trata de problemas digestivos que no suelen ser graves, y se pueden comer pequeñas cantidades del alimento al que se es intolerante sin presentar síntomas.

La intolerancia más frecuente es a la lactosa y se produce por el déficit total o parcial de la enzima lactasa, de manera que no se metaboliza bien. Se trata de una intolerancia secundaria o adquirida (reversible/temporal) por enfermedades gastrointestinales.
Sin embargo, también puede darse una intolerancia primaria a la lactosa (persistente), que encuentra su origen en niños criados en sociedades que no consumen lácteos, siendo su diagnóstico más tardío.
En cualquier caso, el mejor diagnóstico se encuentra en la mejoría experimentada tras eliminar la lactosa de la dieta; sin embargo, también existe el test de hidrógeno espirado, el test de tolerancia a la lactosa y la biopsia de intestino delgado para su detección.

En cualquier caso, a la hora de diagnosticar cualquier intolerancia alimentaria, el tratamiento se basará en la supresión o limitación de su ingesta en combinación con una dieta equilibrada que garantice que el organismo recibe la cantidad suficiente de nutrientes.


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25/Ago/2020

Un estudio encabezado por médicos del hospital universitario alemán Schleswig-Holstein (UKSH) ha demostrado el efecto provocado por la intolerancia alimentaria en el intestino: la inflamación del mismo.

La investigación, publicada en la revista de la Asociación Norteamericana de Gastroenterología, realizó pruebas utilizando una novedosa herramienta de endoscopia con imágenes. Esta permite analizar en tiempo real los cambios que se producen en la mucosa intestinal tras la ingestión de alimentos (la endomicroscopía láser confocal o CLE por sus siglas en inglés).

Los científicos pusieron en marcha este análisis tras sospechar que enfermos diagnosticados de colon irritable que no mejoraban podían padecer algún tipo de intolerancia alimentaria.

Para ello se seleccionaron 36 pacientes que, pese a su calificación de colon irritable, presentaban pruebas negativas.  De hecho, no se había podido identificar una causa estructural o bioquímica de sus síntomas, con  gastroscopia y colonoscopia sin resultados positivos. Además, sus sintomatología, principalmente estreñimiento, empeoraban tras las comidas.

También se constató la ausencia de alergias alimentarias (mediante análisis de sangre IgE y también estudios cutáneos) y se descartó que dichas personas padecieran depresión o ansiedad o que hubieran tenido una infección previa reciente que pudiera ser el origen de su situación.

Cómo se realizó la prueba

Para realizar el estudio a estos pacientes se les dieron cuatro alimentos: leche de vaca, trigo, levadura y soja. Otras 10 personas que no presentaban síntomas se utilizaron como grupo de control.

Cada antígeno alimentario se disolvió en agua esterilizada y fueron liberados directamente sobre la mucosa del duodeno a través de un endoscopio. Así, a los 5 minutos de haber ingerido uno de los alimentos se realizó una endomicroscopia.

Los resultados demostraron en un número importante de pacientes la inflamación del intestino. Se produjo un aumento de la presencia de linfocitos y eosinófilos, así como la pérdida de la continuidad epitelial, es decir, un aumento de la permeabilidad intestinal.

Como consecuencia de estas pruebas, se decidió retirar durante varios meses el consumo de los alimentos que provocaron dicha alteración. El resultado fue una mejora significativa de la situación clínica del paciente, cuyo seguimiento se realizó durante un año. En las personas del grupo de control la ingesta de los alimentos no generó ninguna alteración a nivel del intestino.

Lymphocytes visualized by (A) CLE and (B) immunocytochemistry against CD3

Por tanto, este estudio pone de manifiesto la respuesta inmunitaria no alérgica frente a determinados alimentos. Y que dicha reacción está asociada a un fenómeno inflamatorio y a la permeabilidad intestinal.

El doctor José María Mesa, de Consultas Histal, señala que “si se mantiene la toma de aquellos alimentos, por falta de diagnóstico, se mantendrá la respuesta inmune anómala. Es imprescindible llegar a determinar si existe una intolerancia alimentaria. Y qué alimento o alimentos concretamente son la causa, mediante pruebas específicas. De lo contrario, la situación del paciente continuará y se agravará con el tiempo”.

 

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Consultas Histal es un centro especializado en el diagnóstico y tratamiento de las intolerancias alimentarias.
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