Los FODMAP son carbohidratos de cadena corta y alcoholes relacionados, que son mal absorbidos en el intestino delgado. El término FODMAP es una sigla en inglés, derivado de fermentable oligosaccharides, disaccharides, monosaccharides and polyols.
Numerosos estudios clínicos han evaluado la eficacia de una restricción dietética de FODMAP en el SII, sugiriendo un beneficio sintomático, por lo que, actualmente, es una pauta dietética ampliamente utilizada en su tratamiento.
A pesar de los efectos beneficiosos demostrados, esta dieta ha generado bastantes controversias, ya que puede conducir a una mayor disbiosis de la microbiota intestinal.
La reducción de los niveles de bifidobacterias como consecuencia de una dieta baja en FODMAP se ha descrito en ensayos controlados aleatorizados. Además, se ha observado una disminución de los niveles de Firmicutes y Clostridiales y una reducción de la diversidad global de la microbiota.
A pesar de haberse comprobado que la dieta baja en FODMAP provoca marcados cambios en la composición taxonómica de la microbiota intestinal, se necesitan estudios más amplios para entender si estas alteraciones son perjudiciales para la salud y si estos efectos persisten durante mucho tiempo.
La suplementación de la dieta con probióticos podría ayudar a mantener el componente beneficioso de la microbiota intestinal, especialmente teniendo en cuenta la correlación inversa entre las bifidobacterias y la sintomatología del SII. En la actualidad, no hay suficiente evidencia para conocer cuál es la cepa óptima, la dosis y el momento del tratamiento.
Una alternativa a la dieta baja en FODMAP puede ser la ingesta de prebióticos para incrementar la abundancia de bifidobacterias que evitarían la producción excesiva de gas a nivel ileocecal. La razón de ello es que las bifidobacterias no generan gases cuando fermentan azúcares, sino solo ácidos grasos de cadena corta (AGCC), principalmente lactato, que posteriormente se convierten en butirato mediante cadenas metabólicas integradas por especies de Faecalibacterium, Roseburia y otros.
En un estudio controlado de Huaman et al. en 2018 se reclutaron pacientes con trastornos gastrointestinales funcionales de tipo flatulencia en dos brazos: un grupo recibió un suplemento prebiótico y el otro recibió un suplemento placebo y una dieta baja en FODMAP. Ambos grupos tuvieron reducciones estadísticamente significativas en sus síntomas durante la intervención de 4 semanas. Sin embargo, los síntomas reaparecieron inmediatamente dos semanas después de finalizar la intervención en los pacientes aleatorizados a la dieta baja en FODMAP, mientras que el alivio de síntomas se mantuvo inalterado en el grupo prebiótico dos semanas más. Desde el punto de vista microbiológico, lo más destacable es que la abundancia de bifidobacterias aumentó en el grupo prebiótico y disminuyó en el grupo bajo en FODMAP, mientras que la Bilophila wadsworthia, una especie productora de sulfhídrico, disminuyó en el grupo prebiótico y aumentó en el grupo bajo en FODMAP.
En resumen:
► El uso a diario de la dieta baja en FODMAP provoca cambios a nivel de la flora intestinal.
► La suplementación con prebióticos podría tener efectos beneficiosos