Mitos y creencias falsas sobre las alergias e intolerancias alimentarias

Es hora de aclarar algunos de los conceptos erróneos más populares que persisten.
Las alergias alimentarias parecen estar en aumento, pero abundan los conceptos erróneos, que a menudo obstaculizan el diagnóstico y tratamiento adecuados de una afección. Según una investigación reciente, hasta el 35% de las personas se diagnostican erróneamente a sí mismas (o a sus hijos) con una intolerancia o alergia a los alimentos y luego tratan de controlarla por sí mismas en lugar de buscar el asesoramiento médico adecuado.
- Tengo síntomas después de la comida, por lo que debe ser una alergia.
No necesariamente. Las reacciones adversas a los alimentos pueden ocurrir por una variedad de razones, y todas entran dentro del término general «hipersensibilidad alimentaria». Esto incluye reacciones que involucran al sistema inmunológico, denominadas alergia a los alimentos, pero también una variedad de otras que no, a menudo llamadas«intolerancia a los alimentos».
No debes eliminar ningún alimento de tu dieta sin el consejo de tu médico, porque te podría llevar a una falta de nutrientes esenciales. Los alimentos pueden provocar reacciones por muchos motivos: toxinas, concentración alta en histamina, contaminación por virus o bacterias, etc.
2. La intolerancia alimentaria es un nivel menos grave de la alergia alimentaria.
Falso, son dos conceptos distintos:
Cuando hay una alergia alimentaria, el sistema inmunitario reacciona en contacto con la sustancia que provoca la alergia, el llamado «alérgeno». Los alérgenos son siempre proteínas y es por eso, que en el caso de una alergia alimentaria como podría ser la alergia a la proteína de leche (llamada también caseína), se produce una reacción alérgica al ingerirla con síntomas que pueden ir desde picor, hasta hormigueo, hinchazón de boca o garganta, dolor, etc.
En caso de intolerancia alimentaria, no hay ninguna reacción inmunitaria. En este caso, el cuerpo carece de mecanismos (enzimas) que puedan digerir la molécula en cuestión. En la intolerancia a la lactosa, por ejemplo, falta una enzima (la lactasa) que es la que permite digerir correctamente la lactosa. Al no poder digerirla, los síntomas que causa esta intolerancia alimentaria son normalmente digestivos ccomo malestar, hinchazón abdominal, diarrea, etc.

3. Las advertencias de «puede contener» están ahí para proteger a los fabricantes.
El etiquetado de alérgenos en los alimentos ha mejorado en los últimos años con la implementación de la legislación de la Unión Europea de 2014, que sigue siendo relevante en Reino Unido a medida que Escocia y otras naciones la actualizan y mejoran en esta era posterior al Brexit.
Sin embargo, tiene limitaciones. De hecho, el «etiquetado preventivo de alérgenos» (advertencias de rastreo) no está específicamente regulado por la legislación más allá del requisito de que la información voluntaria no debe inducir a error al consumidor, ser ambigua o confusa.
La redacción de las advertencias no está estandarizada y, lo que es más importante, no da una indicación del nivel de riesgo.
Por lo tanto, tal vez no sea sorprendente que este tipo de advertencia sea visto con sospecha por algunos mientras que es una causa de angustia para otros, particularmente aquellos con alergia a IgE potencialmente severa donde incluso cantidades muy pequeñas de un alimento específico pueden causar síntomas inmediatos.
4. Alergia a los alimentos: solo necesitas evitar el alimento desencadenante.
No solo existe un riesgo nutricional potencial, la exclusión de ciertos alimentos requiere una planificación cuidadosa y una vigilancia constante.
Para aquellos con alergia a la IgE de inicio rápido en particular, donde la exposición accidental al alimento desencadenante puede causar síntomas severos, esto puede resultar en una ansiedad considerable.De hecho, existe evidencia de que tener una alergia alimentaria potencialmente grave tiene un efecto perjudicial sobre la calidad de vida en términos de salud.
Por lo tanto, es imprescindible un asesoramiento adecuado y una gestión adecuada.
Con una gran cantidad de información disponible gracias principalmente a fuentes en línea, es más importante que nunca asegurarse de utilizar fuentes creíbles y confiables y buscar el asesoramiento y el tratamiento médicos adecuados si te preocupan los síntomas relacionados con los alimentos.
5. La enfermedad celíaca es consecuencia de una alergia alimentaria al gluten.
Falso, es una intolerancia alimentaria al gluten.
A diferencia de las intolerancias “clásicas”, es una enfermedad compleja que afecta el sistema inmune. Esta enfermedad crónica y autoinmune altera la mucosa del intestino delgado, provocando mala absorción de nutrientes y síntomas digestivos. Las Guías Mundiales de la Organización Mundial de Gastroenterología publicadas en Abril del 2012,diferencian de manera muy clara lo que significa una alergia al trigo, la enfermedad celíaca y la sensibilidad al gluten no celíaca.
Fuentes utilizadas:
https://www.bbc.com/mundo/noticias-58317688
https://www.smartfooding.com/blog/12_mitos-alergias-alimentarias-e-intolerancias-alimentarias-parte-1.html