
La microbiota intestinal y su conexión con el funcionamiento de los sistemas inmunitarios innato y adaptativo constituyen un área activa de investigación científica. La homeostasis del sistema inmunológico se logra en parte a través de una amplia interacción entre el microbioma intestinal y el sistema inmunológico de las mucosas. Los microorganismos presentes en el intestino son una fuente de antígenos que estimulan continuamente el tejido linfático intestinal, conocido como tejido linfoide asociado al intestino (GALT), y por lo tanto, el sistema inmunológico.
Los estudios actuales demuestran que el SARS-CoV-2 puede afectar a casi cualquier órgano del cuerpo humano debido a la presencia de un receptor conocido como enzima convertidora de angiotensina 2 (ACE2) en múltiples tipos de células.
El SARS-CoV-2 se adhiere a los receptores ACE2 en los enterocitos. La unión a la ECA2 humana indica que hay altos niveles de SARS-CoV-2 en el intestino, especialmente en colonocitos de individuos sanos, donde el virus puede regular el transporte de aminoácidos y la composición cuantitativa y cualitativa de la microbiota e inducir inflamación en el intestino.
El descubrimiento de cambios cuantitativos y cualitativos en la composición de la microbiota y sus productos metabólicos en el contexto de COVID-19 puede ayudar a identificar nuevos biomarcadores de enfermedades y nuevas dianas terapéuticas.
Si bien no hay evidencia clínica de que atacar la microbiota y el eje pulmón-intestino sea una estrategia terapéutica eficaz para la infección por SARS-CoV-2, el uso de probióticos, prebióticos y una dieta rica en fibra puede reducir la inflamación, mantener la biodiversidad intestinal y apoyar el sistema inmunológico.
Conclusiones:
La infección mediada por SARS-CoV-2 afecta a la pared intestinal provocando una alteración de la flora intestinal